Lo que me falta

D

icen que cuando te haces mayor, sigues buscando lo que en la infancia te hacía feliz, como si solo en esa etapa se viviese la pura felicidad, y en los tiempos difíciles de la madurez, tiras de esos recuerdos para intentar sobrellevar lo arduo del día a día.

Si estás leyendo esto, es que el MSX te hacía muy feliz, de eso no hay duda. Pero hay algo que me falta, que no acaba de encajar en el presente msxero en el que vivo. Me falta, lo que tenía en mi infancia: ver todos los juegos en cartucho (que se están últimamente publicando), en tiendas físicas a mi alcance. Me falta verlos a escasos centímetros de mí, me falta hacer mini viajes repletos de ilusión a tiendas de mi ciudad donde sé que están, y verlos e imaginarme cómo son, cómo me puedo divertir jugándolos solo contemplando sus gráficos y pantallas plasmados en sus estuches. Me falta tenerlos a poca distancia para verlos, tocarlos, desearlos… Porque el mirarlos por internet me resulta frío, poco estimulante y los considero casi inalcanzables.

Pero, ¿y si los tuviese en la tienda de debajo de mi casa? Tan cercanos a mí, exhalando su permanente e incansable magia… Me atraerían irremediablemente hasta que los comprase, ¡hasta que fueran míos! Ni siquiera una gran web que aunase todas las producciones, con un diseño exquisito, con interminables horas gastadas en estudios de marketing para hacerla usable, amable, atractiva, deseable… conseguiría suplir la experiencia de poder tocarlos en una tienda cercana, y pasar el tiempo entre ellos, pensando, imaginando, y comprándolos.

El pasado nunca volverá, y hace que construyamos nuestro presente de la mejor manera que podemos. El volver a rehacer este webzine es una buena prueba de ello, pero esa espinita, ese trozo de alma que me falta de nuestro mundo, no me deja cerrar el círculo de lo inmensamente bonito que fue poder vivir un MSX en mi infancia.